Dice el dicho si la vida te da limones, haz limonada, si la vida te da problemas, has de ellos tu obra, esta premisa debió ser importante para artistas como Kool Keith, aquel hip hopero con presuntos problemas mentales que dio un interesantísimo giro de tuerca a su carrera luego de incluir letras escatológicas, de ciencia ficción y surrealistas, adoptando el alias de Dr. Octagon, Keith nos trajo obras mayúsculas que aunque tenían todo el sonido del hip hop, nos llevaban a lugares a dónde el genero callejero jamás nos había llevado antes, Pornocore y Horrorcore dijeron algunos, y varios grupos siguieron este camino, muchas de las letras dentro del hip hop comenzaron a diversificarse y a tomar temáticas más arriesgadas, alejadas del “gangsterismo” o de la conciencia social, gente como Brother Lynch Hung o Esham se obsesionaron con la parte “dura” de la lírica y abordaron temas más comunes con el metal extremo o los comics que con el hip hop, dándonos verdaderas historias de terror y sangre a ritmo callejero.

Sería precisamente gente como Esham quienes servirían como inspiración a la parte más brutal, hablando de las letras y que luego sería incluso adoptada por un ejecutante blanco de nombre Eminem, curiosamente las masas no aceptaron los brutales versos de Esham (que empezó desde su adolescencia, grabando con escasos recursos, una vieja máquina de ritmos y un bajo, eso si, con mucha inspiración) pero si los aceptaron gustosos del ejecutante blanco producido por el sabio Dr. Dre, en fin, no todo en la vida es justo (y mira que el Dr. Dre se convertiría en el “Don King” del hip hop con sus pesos pesados Eminem y Snoop Dogg generándoles buenas ganancias.

Pero los extremos nuevamente vuelven a tomar color serio y ahora tenemos una nueva escuela de hip hop, distinta a las que ya conocemos, aquí no hay más costa este y sus collages sonoros y letras socialmente concientes, o la costa oeste y sus gansta rap, o el Miami bass de los 2 Live Crew, o Southern hip hop lidereadom por gente como el Dj Screw, curiosamente este nuevo brote de hip hop bizarro surge en California, pero no echa raíces o crece ahí, crece a través de las redes sociales y el Internet, se hace de seguidores a través de sitios como los blogs, el youtube o el myspace.

Odd Future es el nombre abreviado de este colectivo cuyos miembros apenas alcanzan los 20 años, pero cuyas letras son tan duras, extremas y grotescas que si fueran una película, ni siquiera tendrían la edad para ir a verla, Hodgy Beats, Earl Sweatshirt y sobre todo Tyler, The Creator han dejado claro que dentro del hip hop una nueva corriente se extiende y es a través de las redes, podemos tomar las actitudes cáusticas de Eminem como referencia (claro, aquel Eminem cáustico que aún no se entripaba de fama) obviamente esto va más allá, a la vieja escuela del buen Esham y sus historias de extremo terror.

Tyler The Creator es un joven de 20 años que retoma la escuela del extremismo en sus letras, buscando crear aquel shock en el escucha que otros como Alice Cooper, Screaming Jay Hawkins, Marylin Manson, entre otros buscaron en el pasado, la batuta ahora está en manos de Tyler, cuyo disco Bastard del año pasado probó que sus tácticas de shock, sumadas a breves líneas de piano, sintetizadores densos e historias que parecían salir de la mente de un muy desequilibrado asesino serial, resultaban un nuevo tipo de música amenazante y capaz de causar las peores pesadillas, haciéndonos recordar que a veces el verdadero terror está lejos de las calles, dentro de nuestras mentes.

Y es que el hip hop está entrando en una nueva era, dónde empiezan a romperse fuertes clichés, o es que está muriendo para renacer de otra manera? Puede ser, algo similar a aquella corriente de free jazz pareciera permear el hip hop, la forma libre, la improvisación, la profundidad en la música (haciendo a un lado el énfasis en las letras) y la integración de elementos poco predecibles enriquecen el genero y lo transforman en algo más.

Si bien este nuevos disco Goblin, carece del impacto del Bastard, sigue la misma línea y nos muestra a un Tyler desinhibido, sediento de causar shock, de maldecir a todas las ideologías políticas, religiones, razas, sexos o credo, asesinatos, violaciones y demás horrores desfilan por el disco, empatando en horrores al más oscuro Black metal, sin olvidarnos que el mensaje principal es la libertad, hacer lo que uno quiere, pero bueno, no olvidemos que este es un ejercicio sonoro, arte sonoro, equivalente quizás a una de esas películas de Sam Peckinpah o de Tarantino, dónde la sangre fluye y busca incomodar al espectador para mantenerlo al tanto, aunque esta vez la misión le ha resultado más difícil a Tyler, ya que sus canciones se han vuelto más largas, y el impacto inicial comienza a disolverse, aún así Yonkers, punta de lanza del disco, es tan amenazante como difícil de dejar de escuchar.