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Omar Souleyman
Jazeera Nights
El equivalente a la gimnasia vocal del hip hop y al frenesí incontrolable del hardcore, tal vez en el dabke hemos encontrado el equivalente al punk, directo desde Siria, detestado por las tradiciones clásicas musicales de aquel país, el dabke es adorado por las multitudes, adorado en las ceremonias y demás eventos, demasiado vulgar para las clases privilegiadas, quizás por ello poco o nada se había sabido de este genere, pero tan valioso como el tango, el rebetiko, el fado u otros que vienen desde abajo, pero con una furia difícil de contener.
Omar Souleyman es el profeta de este viaje a tierras poco hospitalarias, sus discos anteriores con la “sublime” Sublime Frequencies” no han hecho otra cosa que hacer más grande su leyenda, un hombre cuyo curriculum incluye cientos de grabaciones independientes y show tras show en bodas, cumpleaños, etc.
Si bien en los 60s James Brown se convertiría en el “hombre más trabajador” de la industria, Omar amenaza con destronarlo, su voz retumba con autoridad de profeta sagrado, su música pareciera “serpentear” por los aires, una combinación de intrincada técnica en los teclados e imparables ritmos programados dan a Omar un singular respaldo, y sus vocales fluyen furiosamente a través de sus discos más reconocidos a nivel mundial, como el Dabke 2020 o el Highway To Hassake, editados en años pasados, por si fuera poco las grabaciones de Souleyman fluyen con una velocidad digna de admirarse, y ahora el Jazeera Nights sigue a sus predecesores con la misma energía frenética, difícil de entender en un principio, pero de anzuelos tremendos que hacen que uno puedo detener la grabación mientras esta pasa a velocidad impredecible.
No tomemos a Omar como un músico más del montón, si bien existe un gran número de artistas dentro del género dabke en Siria, Omar definitivamente se sale de la horma, ya que el mismo Omar y su principal aliado Rizan Said, ejecutan su música a una velocidad insospechada que harían palidecer a unos Motorhead o a unos Black Flag, mientras las vocales suenan tan llenas de sí mismas como las de un Lemmy o un Henry Rollins, si, es válido aclarar a mis queridos lectores que no estamos ante un disco de música punk o de hardcore o de heavy metal, pero estamos ante un disco que posee la misma energía, que si bien no lleva guitarras distorsionadas o baterías con ritmos atronadores, si estamos ante una grabación de ritmos frenéticos y música de carácter rugoso que fácilmente podría ponerse al tú por tú con los géneros más potentes.
Lo más interesante de Souleyman es que siendo practicante de su particular versión del dabke, siendo este un género casi forajido en su natal Siria. El mismo Omar sea un forajido dentro de los confines de los demás practicantes de este género que ven con cierto recelo la brutalidad y fiereza con que Omar y compañía se aplican a su música, sea quizás esta la principal característica de su música.
Improvisación, claro y de sobra, muchas de las piezas de Souleyman son compuestas en el momento, mientras que Rizan programa viejas cajas de ritmos y proveedor distorsionadas ejecuciones en un sintetizador, Souleyman declama poesía compuesta en el momento, que es dictada por uno de sus colaboradores, sobe cuyas palabras Souleyman se encarga de improvisar y de declamar a su público, si, un acto que podría provocar sorpresa, shock y dejar a más de uno pensando en cómo es posible que un ciclón proveniente de Siria haya tomado esta forma musical.