Dentro del canon musical de los legendarios Beach Boys es común caer en la errada visión de creer que los BB sólo crearon rockanrolitos que hablaban de la playa, del sol y del surf, gran error, grave error que en verdad ocasionara que el curso de la historia musical se desviara por siempre al grado de menospreciar obras musicales mayores.

Basta mencionar como un ejemplo el célebre Pet Sounds, concebido en su mayoría por Brian Wilson en solitario y que en su tiempo fuera menospreciado, detestado, calificado de deprimente y muy complejo, siendo que a la postre, esta evolución musical sería celebrada como un triunfo al venir por parte de un famoso cuarteto de Liverpool.

Entre estas joyas oscuras podemos mencionar el psicodélico y alucinante Smiley Smile, el soul y r& b del Wild Honey, la oscuridad deprimente del Surf´s Up, el renacimiento pop del Sunflower, las pequeñas joyas introspectivas del Friends, el legendario SMILE, etc; todas ellas obras ignoradas por considerarse poco cercanas a aquel rock de cafetería que hicieran en un inicio famoso al grupo y que al evolucionar musicalmente se encontraron a un público que les dio la espalda y no les perdonó crecer como músicos.

En lo personal siempre he dicho que Brian Wilson era los Beach Boys, pero no estoy negado a reconocer el valor del poder vocal que Carl Wilson metió a discos como el Wild Honey y de cómo ocupó el lugar como líder de los Beach Boys luego del colapso mental de Brian, pero como compositor Carl nunca se pudo poner al nivel de Brian, sus composiciones carecían de esa trascendencia y visión que Brian le supo dar, pero increíblemente mientras el espíritu de Brian se deslizaba por la colina como relataba en la mítica Till I Die, el espíritu del joven inquieto, Dennis Wilson entraba en una nueva etapa visionaria, juntarse con Charles Manson o con Christine McVie le debió servir de algo, tal vez si, o tal vez no, tal vez fueron esos años de convivencia con Brian, tal vez fue el deseo de revertir su imagen de “símbolo sexual” de los Beach Boys, o de plano el espíritu inquieto de Brian se apoderó de él, el caso es que Dennis poco a poco fue desarrollando su propia “voz” como compositor, combinando las inquietudes musicales de Brian, con su propio entusiasmo musical, Dennis le apostó todo a su visión al grado de no sólo sumar su talento al del grupo, sino además adentrarse en terrenos solistas y vaya valor, ya que esto es algo que ni el mismo Brian Wilson había tenido el valor de hacer.

Pacific Ocean Blue se convertiría en su obra maestra, y una obra única, su sucesor, el pirateado Bambu nunca se llegó a concretar por completo, por lo que esta obra del 77 quedaría como muestra única del enorme talento que Dennis ya había permeado en los discos más oscuros e ignorados de los Beach Boys.

Pacific Ocean Blue es la labor titánica de un hombre menospreciado, siempre relegado a tercer término tras de Brian y de Carl, o etiquetado como un adorno o un físico en los inicios de la banda, es la labor de amor de un hombre al mar, a la música y a la vida, la labor de un hombre de proseguir con la senda marcada por sus hermanos e ir más allá de su legado.

Un disco que puede no ser del agrado del público mayoritario, Dennis estaba sumergido tan en su propio mundo como el Bowie de la trilogía berlinesa o el Lou Reed del Coney Isalnd Baby, o el mismo Brian Wilson con su SMILE, es completamente su disco, y se notó que sonó tal cual el lo quería, el alma de Dennis suena a través de su voz, y que hermosa tormenta nos regaló.

Solo basta un ejemplo para darse cuenta, deléitense con The River Song…