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Betty Davis
Is It Love Or Desire?
Cuando alguien me mencionó alguna vez el término “investigador musical” me pareció un término interesante, presuntuoso a más no poder, pero interesante, me imagine como Indiana Jones explorando peligrosas tierras vírgenes en busca de tesoros escondidos, o igual uno de esos investigadores de biblioteca que encuentran informes, actas o ensayos perdidos en interminables archivos de información, alguna vez me encontré en una de esas situaciones en que uno tenía que buscar archivos físicamente en un interminable cantidad de carpetas, hoy en día gracias al Internet, el término encuentra un mayor sentido, ya que como se dice: “Quien busca, encuentra”, nunca otras palabras fueron más ciertas.
Betty Davis, la pantera negra que indujo al gran Miles Davis a la música funk de Sly Stone y al rock cósmico de Jimi Hendrix, en escasos años de matrimonio Betty cambió la dirección musical de un titán como Davis y muy posiblemente la dirección de la música en general para siempre, Betty y sus ideas agresivas y centradas en su raza, llevaron a Davis a dejar de usar trajes de sastre (Betty solía decir que era ropa de “esclavistas”) por la colorida ropa de raíces africanas, y a dejar los clubs de jazz por los estadios y los festivales de rock, se dice que Miles alguna vez consideró la idea de tocar junto a Hendrix, se rumora que si sucedió, aunque nadie lo puede asegurar y grabaciones oficiales de ese encuentro, si se dio no existen.
Betty en sus primeras tres grabaciones contó con el apoyo de músicos de primer nivel, en lo personal esos tres discos sitúan a Betty a la vanguardia de las artistas femeninas asociadas con el rock (como Yoko Ono y Nico) , cuya revolución musical causó verdaderos estragos en el “status quo”, a tal grado que las masas prefirieron ignorar aquella revolución para no ser sacudidos desde sus cimientos.
Betty era un ciclón, una fuerza de la naturaleza, definitivamente una mujer con una voz poco entrenada y poco dotada (característica compartida con Nico y con Yoko Ono curiosamente, otro dato curioso, muchos podrían ver a Betty como una versión de color de Yoko por su influencia sobre una figura popular masculina), pero Betty no requería del todo de un entrenamiento o del don de una hermosa voz para expresarse, ya que la actitud que siempre mostró en su vida, fue fácilmente plasmada en su música, una fiera, una animal salvaje fluyendo través de aquella mujer, una voz que parecía más un estallido de energía que la gentil liberación de esta.
Como investigadores el simple hecho de encontrar algún tesoro perdido por ahí, es un suceso maravilloso, existen varios candidatos como el santo grial de la música rock en los 70s, aquel discos grabado por Big Star que quedó “enlatado” por años (el Third/Sisters Lovers), el disco electrónico de los Byrds, las grabaciones de “jams” entre Hendrix y los Siver Apples, las grabaciones de Yoko Ono con Albert Ayler, el 4to disco de los Velvet, que nunca vio la luz y que se perdió cuando dejaron la disquera Verve por Atlantic, y claro el enorme Smile de Brian Wilson/Beach Boys, que finalmente vio la luz 40 años después.
Permítanme agregar un candidato más a la lista: “Is It Love Or Desire”, el 4to disco de Betty Davis y el que fue “enlatado” por décadas, tras una disputa entre la disquera y el estudio y que provocara que Davis tirara por la borda su carrera y se despidiera de la vida pública por décadas.
Las apuestas estaban a favor de Davis, había reunido un sobresaliente staff de músicos que la acompañarían en un grupo de canciones que se presumía eran las mejores de su carrera, conservando el funk salvaje y denso de sus primeros tres discos, sumado a una más profunda musicalidad aunado a una ejecución estelar de la Davis.
Y es que basta escuchar la canción que da nombre al título para entenderlo, de las piezas más incendiarias de la carrera de la Davis, sumado a una salvajísima ejecución, la densa Its So Good, canciones que continúan con el estilo sobre sexuado de la Davis, pero enfocado de una manera sobresaliente, respaldada por duros riffs de guitarra y coros soul, en una pieza que fácilmente pudo situarse entre el gusto del público de color, como de los amantes del rock, es obvio que la Davis no estaba compitiendo contra los Kool & The Gang o contra los Ohio Players, sino contra los músicos vanguardistas como Ornette Coleman (en su etapa con Prime Time) o James Blood Ulmer, quienes estaban integrando el funk con el free jazz y las música de forma libre, si bien Ornette y Ulmer practicaba una suerte de free funk, la Davis había creado un estilo similar con sus tres primeros discos y ahora nos traía una versión más precisa y contundente.
Bottom of the Barrel o Stars Starve, You Know son puro salvajismo musical, el equivalente a discos como The Marble Index de Nico o el primer disco de la Ono Band de Yoko, pero traducido a la dimensión funk.
Un disco que muestra a una Betty más sensual que nunca, más sofisticada, pero guardando muy cerca su lado más salvaje, un disco que por razones de “negocios musicales” se perdió en el tiempo para resurgir décadas más tarde, y para ser mejor apreciado una vez que el culto a la Davis a crecido con los años y se a regado como barril de pólvora gracias al Internet, uno de los grandes pilares de la música femenina de vanguardia en su momento más elaborado.