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Scott Walker
Bish Bosch
Scott Walker es atemporal, su música responde solo a la lógica de su propia dimensión, puede ser ancestralmente espiritual, o vanguardistamente profética, el caso es que sus infernales operas eternas en esta ocasión presentan un nuevo giro en su dirección y aunque es seguro decir que sus nuevas composiciones mantienen el sepulcral estilo de Tilt o The Drift, Bish Bosch es un paso adelante, mientras que Walker sonaba desoladoramente solitario en esos dos discos, para este Bish Bosch, Walker suena acompañado de un ejercito y eso es sólo una parte de las sorpresas que Walker nos trae en esta ocasión, ya que los ritmos que Walker ha decidido incluir son poderosos, las guitarras lacerantes y por si fuera poco Walker se acerca muy a su manera a la electrónica en lo que definitivamente es el disco del año.
Para el que pueda esperar un cambio radical en las composiciones de Walker, adelantémonos que esto no es pop, sino lo más alejado que uno pudiese imaginarse del pop, con el sonido de amenazadoras espadas chocando una contra otra, instrumentos hawaianos, orientales y brasileños usados de maneras inimaginables, conjuntos de cuerdas orgánicas y sintetizadas que consiguen sobrecargar nuestros nervios y un Walker que se atreve, si señores, se atreve a incluir elementos inesperados en su ejecución vocal.
El infierno sonoro de Walker no conoce principio ni fin, así que con See You Dont Bump His Head arranca este disco sin previo aviso, el ritmo caliente y brutalmente minimalista al tiempo que Walker hace su fantasmal aparición, David Bowie, David Aird o David Sylvian háganse un lado que el maestro ah regresado y de que manera, acompañado de tambores batientes y de guitarras feroces que predominan en la mezcla, más que en ninguno de los discos anteriores de Walker, algo que sabíamos que hacia falta y que ahora Walker nos trae de manera generosa.
Corps De Blah podrìa parecer de inicio un oscuro arrullo, un doloroso lamento, que rápidamente es convertido en un suceso incomodo vía el replicar de la electrónica y un piano que interrumpe de manera particular, Walker nada tendrá que ver con la música industrial pero no es tímido al momento de incluir sonidos mecánicos y después proseguir con una batería fulminante y la estridente fricción de la cuica brasileña que a más de uno dejará desorientado en gran escala, claro y por si fuera poco las poderosas guitarras a la carga, para cerrar el tema con un adorable arreglo de cuerdas de mucha, mucha altura.
En Phrasing, nuevamente nos encontramos con Walker acercándose muy a su manera a la electrónica, será este el disco electrónico de Walker?, si y no, pero es probablemente el acercamiento mayor que ha tenido este inquieto creador, aunque también es su disco con ritmos más bestiales y guitarras más rabiosas, alcanzando una portentosa combinación de intensidad y silencios, quien decía que los ritmos de Dinosaur Jr. o de los Pixies era dinámicos? Y ni que decir de los segundos de samba que Walker incluye aquí, nuevamente genial, para después sacudirnos con guitarras eléctricas monumentales.
Bish Bosch es probablemente el disco más difícil del año, el más abstracto, el más incomodo, requiere mucha paciencia, pero al final resulta en verdad el que mejor recompensa al escucha, Walker no hace ninguna concesión, ataca todos los sentidos, aterroriza, impacta, sorprende, seduce y repugna en partes iguales, cosa que rara vez podemos experimentar al mismo tiempo, y en temas como SDSS14+13B(Zercon, A Flag Pole Sitter) nos brinda su voz, su instrumento principal a gran escala para después acompañarse por esas brutales y despiadadas guitarras, y después esa mezcla de aplastantes percusiones y enervantes cuerdas, Walker dirige esta marcha apocalíptica y lo hace de manera despiadada, convirtiéndose en algo así como el Alfred Hitchcock de la música, consiguiendo una mezcla de terror, tensión, arte y humor, mucho y muy oscuro humor.
Epizootics! Es toda una joya de algo que no se si es rock, composición moderna, música electrónica, o que, pero que suena delicioso al oído, Walker invoca todos los demonios musicales habidos y por haber, después nos hace reír un poco con su “miedo a los hawaianos” y por si fuera poco nos receta este tema altamente visual que muchos encontraremos conexión con el alucinante mundo del maestros David Lynch (curiosa y extrañamente el tercer David mencionado en esta reseña).
Dimple es más brutalidad sonora, tal vez por ello Walker demora tanto tiempo entre disco y disco, esto es demasiado para asimilarse cada año o cada dos años, Walker construye un entramado tan complejo que nos llevara años obviamente, poder descifrar y es algo que se agradece ya que poco alcanzan este nivel de arte e intelectualidad combinado, como en Tar y sus vibrantes bajos y amenazadoras espadas, o en Pilgrim y sus percusiones nativas a toda velocidad.
Bish Bosch cierra de manera épica con The Day The “Conducator” Died (An Xmas Song), un tema con disonantes guitarras e inquietante atmósfera, que por momentos pone a temblar el equipo de sonido con sus explosivos bajos, Walker consigue de esta manera lo que pocos, mantenernos en continua tensión, hasta el último segundo del disco, obligándonos a contener la respiración, y es que eso es precisamente Bish Bosch, casi una hora y media de tentación sonora bajo el agua, sabemos que nos puede causar daño, pero queremos llevar nuestros sentidos al extremo, y eso, sólo Walker lo sabe hacer.
A menos que Robert Wyatt nos traiga un explosivo disco con los Cannibal Corpse, mi apuesta completa es a que este Bish Bosch es el disco del año, aquí debiéramos cerrar el 2012, y empezar a preocuparnos por el 2013, si es que llega.
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